Ayer en la mañana, colaboré en la limpieza y poda del jardín del edificio donde vivo, durante ese menester pude ver que los árboles que habían transitado el invierno, desprovistos de hojas, empezaban a sostener entre sus ramas los primeros brotes primaverales. Me resultó un encuentro amable y grato con el ciclo de la vida. El resurgir de la primavera se hacia presente, "la esperanza" asomaba por la punta de aquellos brotes
Gracias al esfuerzo físico , al contacto con la naturaleza, al trabajo en colaboración con otros, a la mente puesta al servicio del entorno, a este blog, a vosotras, a mis compañeras de curso, gracias a mi pasión, a mi entrega, gracias a que nunca el tiempo es perdido (como dice Manolo Garcia) gracias a que soy un cangrejo y cuando mi deseo se fija en un objetivo no cejo en el empeño hasta conseguirlo -aunque tenga que dar cien vueltas- y en esta ocasión el objetivo era rescarme a mi misma de mi misma (aunque suene incongluente) y ahora la mayor... reencontrarme conmigo-
Anoche, conseguí llegar al punto de relajación, y , el diálogo interior pudo suceder, abordando "con cierta distancia" estos últimos tres años de mi vida,
Anoche, conseguí llegar al punto de relajación, y , el diálogo interior pudo suceder, abordando "con cierta distancia" estos últimos tres años de mi vida,
Entre tanta palabra asomó -como un brote nuevo- lo que ES en mí, más allá del amor unidireccional. Lo que existe más allá de la soledad, aquello que perdura por encima de la precariedad de mis recursos.
Una vez más, pude estar en contacto con mi centro,( tenía por perdido volver a experimentarlo ) y reconocerme ante la vida. Ser consciente de la energía que soy y de aquello que me nutre. Descubrir que mi curiosidad sigue presente -aturdida, pero sigue estando- Aceptar que la máxima expresión de esta curiosidad mía es comprender la experiencia de VIVIR.
Me dormí con una inmensa sensación de paz.
Una vez más, pude estar en contacto con mi centro,( tenía por perdido volver a experimentarlo ) y reconocerme ante la vida. Ser consciente de la energía que soy y de aquello que me nutre. Descubrir que mi curiosidad sigue presente -aturdida, pero sigue estando- Aceptar que la máxima expresión de esta curiosidad mía es comprender la experiencia de VIVIR.
Me dormí con una inmensa sensación de paz.
Hoy, al abrir los ojos ante el sonido del despertador, he visto mi propia primavera. La he reconocido por la imagen mental de colores y calidez con la que he saludado a la mañana .
Mi corazón y mi mente latían al unísono .
Mi corazón y mi mente latían al unísono .
Después del largo invierno interior que he transitado -ha durado catorce meses- hoy siento que la primavera, al igual que en los árboles, también es en mí.
Así que...