Estas últimas semanas han sido "un poquito complicadas" para mí.
Abrir este blog y acto seguido ha sido hundirme en ese mundo emocional que me envuelve, me eleva y a veces me ahoga. Aún así, abrir este blog ha sido lo mejor que he podido hacer, su apertura ha conseguido que descienda y me reencuentre con mis emociones más profundas, volver a recorrerlas y comprobar que entre ellas la despedida por la que he pasado en numerosas ocasiones sigue doliéndome como la primera vez, pudiendo comprobar, a la par, que sus efectos colaterales son altamente dañinos para mantener la totalidad del ser que soy.
Salí de la balconada para pasear por los espacios vacios que veía entre mis palabras ¿Qué son estos espacios vacios? ¿Por qué, están aquí? . Suelo escuchar, pasando por el filtro de mis entendederas, las apreciaciones, consejos, opiniones e informaciones que me llegan de fuera, y, máxime cuando estoy buscando alguna respuesta. Entonces me llegaron las palabras de mi amiga Lena (hada madrina donde la hubiera ) me dijo: Ten paciencia con las palabras que siendo tímidas no osan a asomarse-
Y tuve paciencia. Respiré..Agudicé el oído (las palabras tímidas suelen hablar muy bajito).. Escuché.. y Ví.
Sí, hay palabras tímidas bajo la balconada , pero esas son otras. El vacio que yo estaba viendo era el de palabras amordazada que se cubrían de una capa de invisibilidad para manifestarse.
Lo que he hecho en mis anteriores entradas ha sido quitarles la mordaza.
Después me llegó una mensajera del Universo bajo el nombre de Farala y me lanzó una pregunta:
¿Por qué por qué tienes que decir adiós??
Busqué una respuesta para darle, una de tantas de las que yo misma me he autoimpuesto para ser razonable, ante una despedida obligada. Esa búsqueda de respuesta me hizo ver que las razones que me he autoimpuesto en infinidad de ocasiones, haciendo lo imposible para aceptarlas, ninguna era mía. Fué entonces cuando de una forma consciente me dí cuenta de que no encuentro una razón porque YO no tengo razón para decir adiós. Puedo llegar aceptar que las cosas son como son (Aceptación no es Resignación) pero soy yo quien decide cómo gestionar mis respuestas ante lo que se me viene encima.
¡¡ Y no, no digo adios !! y así "curiosamente" mi última despedida no es una más. Es la definitiva.
También he podido reconocer que la palabra, adiós, no me gusta nada y nunca me ha gustado.
Hago unas asociaciones mentales que pueden resultar algo enrevesadas y retorcidas pero A-DIÓS me suena a -sin dios- (aunque a día de hoy no soy creyente, los residuos de la educación cristiana están ahí) también siento bajo la influencia de esta palabra -ausencia de esperanza- -ausencia de vida- privación- coacción- sin posibilidad de continuación- corte -ruptura-sin unidad....
Esta entrada ha sido a modo de baño purificador con el que ciertas palabras y algunos vacíos tomen sentido.
Agradezco profundamente tres luces concretas que han alumbrado esta vez mi camino:
* Mi apreciada y querida Lena que con voz de ola marina me dijo : paciencia.
Cuando una respira y escucha , respira y escucha en un momento u otro termina por "ver")
* A la desconocida (caja de sorpresas) Farala con su mravilloso ¿Por qué por qué.... ?Me animó a encontrar mi veradera respuesta
* A la excelsa dama Gutapercha de Jabariego (aunque en un contexto diferente y sin saberlo, o sí ) llegando como un susurro me dijo: No olvides asomarte a la amistad y al sufrimiento discreto.
Ahora empiezo a verlo, porta blasones blancos y guirnaldas en el pelo.
Gracias a todas aquellas las luces que en un momento u otro me han alumbrado.